03 Dic Rocio – Leucemia Mieloblástica aguda
Caso de Leucemia Mieloblástica aguda
Junio 2002- Monterrey NL.
A los 19 años y mientras me encontraba estudiando la carrera de administración de empresas empecé con los síntomas los cuales eran similares a una gripa, por lo que me tarde en acudir a la clínica, al poco tiempo empeore, se me inflamaron los ganglios del cuello, lo que mi mama pensó eran paperas, finalmente me dio una neumonía y trombosis.
Acudí al hospital de la sección 50 de maestros donde inmediatamente me internaron y fui diagnosticada con leucemia mieloblástica aguda. Comencé el tratamiento con quimioterapia cada 15 días y de ahí me recomendaron que fuera al Servicio de Hematología del Hospital Universitario a seguir con mi tratamiento. En Abril del 2003 los doctores del Servicio de Hematología consideraron que el trasplante de medula ósea era mi mejor opción para lo cual el donante fue uno de mis 3 hermanos, al principio la idea del trasplante me asustó un poco pero ya que me lo realizaron me di cuenta que no era como lo imaginaba ya que el trasplante duro una hora y al poco tiempo me encontraba en mi casa, eso sí aislada de todo para evitar alguna infección pero las mejorías en mi salud no se tardaron en notar.
Ya que durante las quimioterapias me sentía muy cansada, un poco desanimada y con muchas nauseas, después del trasplante tenía muchas energías, a mi cara le regreso el color, fue un cambio muy drástico. Antes del trasplante me encontraba en remisión y poco después del trasplante la enfermedad desapareció por completo. Recuerdo que en las visitas al servicio de hematología siempre me acompañaba mi mamá y se la pasaba carcajeándose de mis ocurrencias algo que recuerda con mucho cariño la Dra. Olga Cantú ya que mi ánimo desde que fui diagnosticada nunca decayó, fui muy optimista, esta actitud y la fe en Dios así como el gran apoyo de mi familia fueron mis armas para combatir esta enfermedad, la Dra. Cantú considera que mi gran actitud ante la adversidad fue fundamental para obtener los resultados que obtuve, los cuales menciono fueron espectaculares ya que esta enfermedad es considerada como una enfermedad maligna poco curable. Aun cuando me dio enfermedad de injerto contra huésped ocular, en que los síntomas eran comezón y coloración amarillenta mi única preocupación era que me iba a inflamar con la cortisona, pero al poco tiempo también salí de eso sin ningún problema, seguí mis estudios y mi vida normal.
En el Servicio de Hematología se portaron excelente, un trato muy humano. A las personas que están leyendo esto y que padezcan esta enfermedad o algún familiar este pasando por algo parecido no pierdan la fe en Dios y mantengan una actitud positiva siempre se podrá encontrar algo bueno dentro de lo malo recuerden que la mente es muy poderosa.
Han pasado 11 años desde el trasplante, me encuentro feliz y libre de la enfermedad. Estoy muy agradecida con Dios, con mi familia por su gran apoyo, con el Dr. David Gómez, la Dra. Olga Cantú el Dr. Homero Gutiérrez, el personal administrativo y de enfermería, en fin con todo el Servicio de Hematología por su gran ayuda.